Día 1
¡Rodrigo no toques eso!. Mamá sabía que pregunta se venía ¿Por qué no?. Hijo entiende que no puedes andar sacando la leche en polvo y comértela sola, aparte, sabes que si te portas mal van a salir las gárgolas del techo y te van a venir a meter miedo. Tienes super mala suerte porque eres el único niño que las tiene.
¿Son muy malas?
Sí, son mis guardaespaldas cuando no me haces caso.
¡Pucha, tengo super mala suerte!
Día 2
Mamá ¿Esas son la gárgolas que me decías?. Miró hacia la tele, unas criaturas feas y voladoras con nombres chistosos para ella. No dijo nada
Me mentiste. Dijiste que yo era el único que las tenía
Lo que pasa hijo, es que te lo dije para que me hicieras caso,aún así, en cada casa hay una gárgola y siguen siendo igual de maldadosos. Así que portate bien.
Día 3
Saqué el betún del lustrador de zapatos que tenía en el closet de las herramientas, me ayudó la mágica silla, la que me da cincuenta centimetros necesarios para alcanzar algo necesariamente con mi cuerpo. la tomé y me la eché en la cara.
¡Rodrigo!- ¿Por qué vienes lleno de betún? ¿A qué estabas jugando?
Mamá, si no hacía nada, esas gárgolas nos iban a quitar la felicidad tarde o temprano, así que he decidido luchar contra ellas; en vez de tenerles miedo. Mamá, tengo hambre ¿Compraste pan?.
Mamá no respondió con palabras, solo movió su cabeza con señales de si.
Voy a comer, esto de luchar me da mucha hambre.
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