domingo, 13 de junio de 2010

recto

El día en el que me enmudecí la gente lloraba a mares. Probablemente eso se debía hacer, intenté imitarlo, no una, ni dos, sino tres veces. Nunca he sido expresivo y las cosas que infiero tienden a rondar mi mente y no a proyectarlas. Todo cambió.

Ya a los 21 todo es diferente, igual, pero diferente.

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