jueves, 28 de enero de 2010

Bohemia

No sabía nada de Neruda, los Machado eran extranjeros y los Bécquer no formaban parte del menú. Aún así, Ingrid había llegado al taller de poesía, esperando conocer algún loco que pudiese dedicarle unos versos y contemplarla hasta el más banal detalle.

2 comentarios:

  1. ¡No tení idea en el cacho que te estay metiendo, pobre cabra! Lo digo por los locos esos, ¡son demonios Ingrid!

    ResponderEliminar
  2. ¡Me gusta este banner! Efelantito para ti.

    ResponderEliminar