sábado, 24 de abril de 2010

Más allá

La luna y el sol. Aunque se distancien ahí estaban, proponián ideas de vida que los humanos buscaban entender. Estudiaban por años el secreto de su sabiduría. Gracias a ellos, los hombres suponieron que los sistemas de vida se regían en son de su enorme diálogo. A veces el sol con ímpetu daba fuerzas en sus amaneceres para la contemplación, la meditación y paz. La luna le debatía: locura, endormecimiento y alteración. Normal y tranquilo; Anómalo y caótico. Los árboles estaban para dar fresco aire para el descanso ameno; la luna motivaba al hombre a crear luz y esperar junto a un poste en la esquina. Los ancianos se cansaron de su búsqueda, preferían descansar evitando a ambas. Los adultos intentaban seguirle el paso, generando horarios, días y noches, para sus actividades cotidianas. Ambos se reunían una que otra vez a buscar la respuesta. Sugerían, peliaban y reconcilios llegaban, ninguno favoreciendo al juego de mas allá. Los niños corrían, vida tenían, tanto en el día cuando perseguían sus sueños montando en nube, como en las estrellas que cobijaban pensamientos...deseos. Lo compartían, sin darse cuenta que ellos tenían la respuesta. Uno y el otro sentían esa extrañez cuando el otro faltaba. La luna y el sol

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